CRISIS ACTUAL: EL ABOGADO DEL FUTURO

A los que pertenecemos a la generación de 1979 de egresados de la facultad de derecho de la Universidad de Chile, nos ha tocado vivir los cambios más radicales en el ejercicio de la profesión, con motivo de los avances de la tecnología.

En efecto, en los años 70 y hasta principios de los años 80 era una curiosidad ver un computador funcionando en las oficinas de los abogados, todo se realizaba de manera manual y los trámites se realizaban de manera presencial ante los organismos públicos y Tribunales. Lo más moderno en la época eran las máquinas de escribir eléctricas, los Télex y después el fax, todo eso pasó de moda.

Esta situación fue cambiando de manera vertiginosa. Con la llegada de Internet el mundo cambió. Las comunicaciones y la forma como nos comunicamos hoy en día son muy diferentes.

Nuevos computadores, teléfonos inteligentes, softwares y aplicaciones han hecho posible que la gente esté remota y simultáneamente conectada en todo momento. El surgimiento de las redes sociales y profesionales, tales como, Facebook, Twitter, Instagram, LinkedIn, etc. hacen que la gente comparta información y sus vivencias en línea y de manera instantánea.

Este progreso no se detiene y cada vez será más rápido, lo que nos obliga como abogados a aprender nuevas habilidades, para seguir vigentes.

Con la llegada de la inteligencia artificial, muchos opinan que nuestra profesión es de aquellas que está condenada a la extinción, cuando sean las maquinas, robots, software, etc. los que tendrán capacidades ilimitadas de información, conocimientos y la posibilidad de poder interactuar con los clientes.

En lo personal, no comparto esta visión tan apocalíptica, pero si tengo muy claro que el ejercicio profesional del futuro será muy diferente al actual. Aún queda mucho camino por recorrer.

Hoy, la globalización y la tecnología de las comunicaciones hace que el mundo no tenga fronteras y eso exige a los abogados, especialmente a los jóvenes, ser capaces de trabajar en un entorno internacional y conectado, donde es importante el manejo de a lo menos dos idiomas como mínimo. También les obliga a tener conocimientos adicionales a los jurídicos propiamente tal: deberán tener conocimientos profundos en toda el área de la computación, manejo de los actuales softwares disponibles, digitalización y programación.

Así, más que ser reemplazados por las máquinas, la idea es que podamos delegar en ellas determinadas actividades profesionales y hacer uso de su ilimitado potencial.

El abogado del futuro deberá tener amplios conocimientos del mundo digital actual, buscar el apoyo e incorporar todas estas nuevas tecnologías, que cada vez serán más inteligentes y con capacidades sorprendentes en el procesamiento y almacenamientos de datos o documentos, para otorgar a los clientes servicios cada vez más eficientes.

CRISIS ACTUAL:   EL    CORONAVIRUS

La aparición de un virus denominado COVID-19 tiene al mundo en jaque. Todos los sectores económicos están enfrentando enormes dificultades y el futuro se ve muy incierto.

Los estudios de abogados no se encuentran ajenos a esta situación.

Las restricciones establecidas por las autoridades sanitarias de cada país, las cuarentenas, el distanciamiento social, etc. nos han llevado a tener que adaptarnos y tener que trabajar a distancia o teletrabajo.

Inicialmente, no resultaba fácil imaginar la posibilidad de trabajar cuando la oficina debía estar cerrada físicamente, sin embargo, hemos tenido que hacerlo. Hoy estamos viendo que podemos hacer video conferencias y las reuniones tenerlas de manera virtual. También los Tribunales y demás órganos administrativos han debido adaptarse y hoy podemos hacer las presentaciones de manera virtual, incluyendo los alegatos y las audiencias vía sistemas de videoconferencia.

Por otro parte, muchos estudios de abogados están recibiendo una enorme cantidad de trabajo por los problemas jurídicos que se están ocasionando y se seguirán ocasionando con esta pandemia, en materias como el derecho del trabajo, civil, tributario, consultas, asesorías, etc. A esto sumamos el hecho de que las oficinas de abogados deben mantener el trabajo rutinario, que tiene plazos que cumplir, presentaciones que se deben hacer, notificaciones, etc.

Esta pandemia no se resolverá en el corto plazo, y lo que vendrá después que termine tendrá un enorme impacto en el ejercicio profesional a futuro.

Nuevamente la tecnología nos está ayudando, tengo confianza en la inteligencia humana y estoy seguro de que saldremos adelante. Y en el futuro ¿quién sabe?

¿Trabajaremos en la nube? ¿O en las nubes? ¿Serán los sistemas que se están utilizando durante la pandemia más eficientes y eficaces que los sistemas presenciales? Tal vez por la exigencia del distanciamiento social no necesitaremos estar en la oficina, ni necesitaremos realizar trámites presenciales, tornándose la infraestructura innecesaria, abaratando costos. Tal y como alguna vez quedaron obsoletas las máquinas de escribir, el Télex o el Fax. Estas y muchas más, son las interrogantes que surgen, que sólo el tiempo podrá responder.

Enrique Dellafiori Morales

Socio Fundador

Dellafiori